martes, 1 de febrero de 2011

El dilema de los problemas y sus soluciones

Siempre se ha dicho que ante un problema hay que buscar soluciones, hoy he aprendido que, tal vez, no siempre es así.

Esta claro que cada clase es un mundo -e incluso cada niño-, pero hoy me he dado de frente con ese dilema de problemas-soluciones y, en mi clase, no funciona como dice el dicho.

Hoy me he encontrado en un aula de matemáticas cuasi-idealista donde cada pequeño estaba con lo suyo, los mirabas y decías sí, de pequeño, cuando soñaba ser maestro, me lo imaginaba así. De repente han acabo los problemas que les había mandado y ese silencio tan magnífico se ha roto- también me parece divertido el sonido de los niños haciendo sus cosas y comentándolas, pero no tanto-, desde entonces los decibelios han ido in-crescendo. Luego de eso, he notado la necesidad de actuar rápido, antes de perderlos, he pensado en:

1-Contarles alguna historia interesante, los cautivó la primera y única vez que lo hice.
2-Gritarles que se sentaran y callaran.
3-Mandarles más problemas

Me he decidido por la tercera opción y todos se han puesto manos a la obra.
Ahí he aprendido algo muy interesante a la hora de tratar a mi clase -que no a otras- porque hay que ver la diferencia que existe cuando una clase tiene trabajo y cuando no. Al menos, mis niños, mientras les explico y les mando ejercicios para que vayan haciendo, o incluso mientras corrigen, son perfectos -bueno, ellos lo son todo el tiempo, siempre-, son todo lo que un maestro puede desear. Están callados, tranquilos, son respetuosos con los turnos de palabra y si quieren hablar levantan la mano. Ahora, en el momento que terminan el trabajo se rebotan de una manera tremenda, de repente, nadie quiere- ni puede- estar sentado, parece que tengan ácido en la silla, todos tienen algo que decir y no les importa lo que digan sus compañeros, ¿la mano que levantaban para pedir turno? la utilizan para crear proyectiles que después, seguramente, arrojarán.

Bueno, puede que me haya pasado un poco, pero lo que tengo claro es que ante un problema, esta vez, no se necesitaban soluciones, se necesitaban más problemas

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